domingo, 27 de marzo de 2016

El decálogo del pescador fluvial






Comenzó la temporada de la pesca fluvial con la apertura de la veda de la trucha y miles de aficionados gallegos se aproximaron a las orillas de los ríos para dar sus primeros lances. Estas son las diez recomendaciones básicas para convertir el día en una jornada redonda.

 1. Ropa cómoda e impermeable.
 En esta época del año todavía hace bastante frío, por lo que es necesario abrigarse, pero con ropa térmica, impermeable y cómoda, que permita la movilidad. El neopreno y el Gore Tex son los materiales más utilizados por los pescadores. Además, si se va con mosca o a la cucharilla se hace imprescindible un traje vadeador -que no deja pasar al agua y que cubre por encima de la cintura-, ya que hay que adentrarse en el caudal del río para tratar de acceder a los lugares donde se esconden las truchas. En estos momentos los ríos bajan con bastante fuerza con lo que habitualmente se pesca desde los márgenes.

 2. Cañas de distintos tamaños

 Depende del arte que se escoja (mosca, cucharilla o cebo) el tamaño de la caña -que suelen ser de fibra de carbono, más ligeras y resistentes- varía entre los 1,25 metros para cucharilla en verano, hasta los 4,5 metros que se utilizan para cebo o los 2,5 para la mosca. En el caso de los varales -cañas que tienen un sedal fijo en la punta- este año la normativa fija que el sedal no puede tener menos de la mitad de la longitud de la caña. Se pueden encontrar cañas desde 30 euros.

 3. Preferible ir acompañado

 Aunque la pesca fluvial es un deporte que se disfruta de manera individual, conviene ir al río en compañía por seguridad. En pareja se suele repartir un tramo del río y quedar cada cierto tiempo para comprobar que todo está correcto. El terreno resbaladizo y poco cuidado de un entorno natural privilegiado puede acabar jugando malas pasadas y provocar un esguince o una fractura. Tener a alguien cerca que pueda vigilarnos y que pueda echarnos una mano en este tipo de situaciones resulta tranquilizador.

 4. El teléfono móvil, una herramienta imprescindible

 En este sentido, las nuevas tecnologías han mejorado sustancialmente las comunicaciones. Por lo que para poder mitigar las consecuencias de un accidente es imprescindible ir equipado con un teléfono móvil, perfectamente alojado en una funda impermeable para evitar que se estropee en el caso de que entre en contacto con el agua.

 5. Recambios para las moscas y cucharillas

 La manera de pescar la trucha puede variar mucho en función de la estación, ya que su alimentación se va modificando e incluso los insectos de los que se alimenta cambian de forma y colores con el paso de los meses. Por eso, es importante llevar un juego nutrido de moscas -aproximadamente medio centenar- para probar cuál se puede acercar a lo que está comiendo las truchas en ese tramo concreto del río. Y también se precisan recambios por si quedan enganchadas en una zona donde es complicado recuperarlas. En cuanto a las cucharillas, con entre 15 y son suficientes. Se cambian en función de la claridad del agua. Cuando está más turbia se suelen escoger colores vivos para que la trucha las vea mejor y al contrario, con agua cristalina, cucharillas de color cobre u oro.

 6. Truel y bastón

 Sobre todo cuando el río está claro y pausado el grosor del sedal disminuye para que la trucha no sea capaz de apreciarlo. Siempre se juega al límite y como es un animal muy combativo para evitar perder la pieza es bueno ayudarse de un truel de pequeñas dimensiones y plegable. Además, para vadear zonas complejas, un bastón puede ser de gran utilidad. Ya que las piedras no son uniformes y hay zonas donde el río tiene bastante fuerza y es complicado sostenerse en pie. El bastón funciona como apoyo y posibilita seguir pescando con soltura en estos puntos.

 7. Comida para pasar todo el día

 Uno de los errores típicos de principiante es no tener prevista la comida. En muchas ocasiones el estómago vacío complica una jornada casi perfecta en el río. Por eso es recomendable salir de casa con alimento y agua para poder continuar pescando sin la incomodidad del hambre. Además, en los días soleados, el agua y un gorro o visera evitarán una insolación. Algunos pescadores que van juntos suelen reagruparse al mediodía y hacer una pausa para comer. Otros, en cambio, prefieren aprovechar esa franja horaria porque con el amanecer y el atardecer es de las mejores para conseguir buenas capturas.

 8. Los pequeños detalles marcan la diferencia

 En el mundo de la pesca esta sentencia también es dogma de fe. Llevar, por ejemplo, un pequeño trapo y un poco de jabón para manipular el cebo y luego poder comer a gusto; unas tenacillas para pelearse a gusto con los anzuelos; un chaleco donde tener a mano muchos de los objetos que se requieren para pescar a la trucha pueden marcar la diferencia entre un día excepcional y otro manifiestamente mejorable. Pueden parecer detalles insignificantes, pero, a veces, se convierten en un mundo.

 9. Pase lo que pase, armarse de paciencia

 La primera salida de pesca puede acabar en un auténtico fracaso si lo único que se persigue es tener grandes capturas. Este es un deporte de paciencia, de saber que el proceso cuenta tanto como el resultado, de que conseguir una buena trucha requiere, además de una pizca de suerte, la experiencia que solo se adquiere cuando solo se vuelve una y otra vez a una lámina de agua y se empieza a comprender los secretos que encierra.

 10. Disfrutar de un entorno privilegiado

 Y un buen pescador sabe que muchas veces pescar es lo de menos, que ese tiempo en el río sirve también para disfrutar de un entorno natural privilegiado. Galicia cuenta con zonas fluviales de una belleza excepcional donde consumir los segundos del reloj en armonía con el paisaje. Aseguran que durante esos instantes se viven sensaciones tan intensas que son muy difíciles de transmitirlas a otras personas. Para saber lo que son hay que vivirlas.




Fuente: La Voz de Galicia

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