lunes, 3 de agosto de 2015

Relevo generacional en la acuicultura






Rodados ya los cultivos de rodaballo, salmón, dorada, lubina y lenguado, semiaparcado el de pulpo -por sus elevadas mortalidades-, y ralentizado el de la merluza -por escasa rentabilidad-, Europa se ha lanzado de cabeza a la búsqueda de nuevas especies susceptibles de ser cultivadas. Y, por ahora, va en el buen camino. Ha dado con algunas que arrojan resultados alentadores. Y hasta es posible que en menos de un decenio estén ya disponibles en el mercado algunas de esas variedades que ahora son solo carne de laboratorio.

Ese rastreo de candidatos a dar el salto del estado salvaje al campo del cultivo se ha hecho a través del programa Diversify, financiado por la Unión Europea a través del séptimo programa marco de investigación, en el que participan 32 instituciones y 6 empresas de diez socios comunitarios (Grecia, Italia, Francia, España, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, el Reino Unido, Alemania y Hungría) y de dos allegados (Israel y Noruega).

El grueso de las investigaciones se llevarán a cabo en Galicia, a través del IEO -que coordina el equipo, el Aquarium Finisterrae- y la Xunta. Estos llevan la batuta, además, en el cultivo de mero. Pero lo que se entiende en la geografía gallega por mero, el Polyprion americanus, que en realidad se llama cherna y es por completo diferente al Epinephelus marginatus -el mero del Mediterráneo-, tanto física como sabrosamente, con aspecto parduzco el de allá y más grisáceo el de aquí. Bueno, lo de aquí es relativo, porque ahora los ejemplares de Polyprion americanus salvaje que se descargan en las lonjas gallegas son, como muy cerca, de las Azores y puede que alguno gallego si se ha despistado.

En total, los investigadores gallegos disponen de un stock de cien reproductores, entre el Aquarium, el Igafa (Instituto Galego de Formación en Acuicultura), el CIMA (Centro de Investigacións Mariñas, el IEO -los titulares en Diversify-, Isidro de la Cal y el acuario de O Grove, que figuran como colaboradores.

Los avances este año han sido alentadores, sobre todo en lo que a la fase de reproducción se refiere. Se han obtenido buenos resultados al conseguir puestas espontáneas en cautividad, tanto en el Aquarium como en el IEO de Vigo, lo que anima de forma considerable a los investigadores a seguir adelante con el cultivo de esta especie.

Corvina

«Argyrosomus regius». Es esta una especie con la que se trabaja desde hace años y, de hecho, ya se produce a gran escala en el golfo de Cádiz y en el Mediterráneo. Su principal problema es de comercialización, pues no es especialmente demandado, aunque presenta muchas posibilidades para presentarlo transformado o fileteado y eso podría abrirle camino. El IRTA (Instituto de Investigación y Tecnologías Alimentarias) de Cataluña y las universidades de La Laguna y Las Palmas trabajan en el marco de Diversify para eliminar cuellos de botella en el cultivo en busca de mejoras en el sistema de producción, genética y patologías.

Halibut o fletán negro

«Hippoglossus hippoglosus». Es la misma especie que en estado salvaje provocó hace ahora 20 años una guerra entre Galicia y Canadá. Y la misma cuya pesca ha prohibido Islandia de tan bajos que están los stock. En el cultivo de halibut no se parte de cero. Hay ya plantas de cultivo en Noruega y Escocia, pero de producción muy limitada. Faltan por resolver problemillas en la producción larvaria, pues cuando el ejemplar supera esa fase, el crecimiento es espectacular y alcanzan unas dimensiones espectaculares -puede alcanzar los 300 kilos de peso-. El que se hace en el marco de Diversify es el último esfuerzo para sacar adelante un cultivo no apto para Galicia, según explica Benito Peleteiro, pues las aguas son demasiado calientes.

Seriola

«Greater amberjack». Se trata también de un serránido, como la cherna, que ya se intentó cultivar a finales de los años setenta sin llegar a tomárselo del todo en serio. Ahora, Canarias ha retomado esa tentativa y ya ha conseguido puestas y resultados estupendos. Es una especie de crecimiento rápido y con una carne muy rica, del estilo del pez espada, que alcanza precios importantes en el mercado, de ahí el interés en avanzar en la domesticación de la seriola. Tras grandes avances en la consecución de puestas en cautividad y en el plano de la alimentación, las inquietudes giran ahora en torno a las patologías. En el marco de este proyecto, se identificarán las principales enfermedades y se intentará aportar soluciones veterinarias.

Perca

«Sanders lucioperca». Es la cuota continental del proyecto acuícola europeo, en la que Francia lleva la voz cantante y en la que no hay participación española. Primero porque para la comercialización ya está la perca del Nilo. Y segundo por temor a los escapes. A juicio de los investigadores gallegos, «si se trata de una especie dominante, no compensa correr el riesgo y los daños que puede causar estas fugas». Así que son los franceses los que están intentando reducir las altas mortalidades, la baja supervivencia de las larvas y la alta incidencia de las deformidades.

Múgel

«Grey mullet». Sí, sí, han leído bien. Estos europeos están intentando cultivar muxos. La misma especie que acostumbra a frecuentar desagües y muelles en los que hay vertidos. Pero Tito Peleteiro rompe una lanza por una especie interesante en el plano acuícola y de elevada calidad en el terreno alimenticio. «El múgel que se pesca mismo en las bateas es exquisito y de una calidad comparable a la de la lubina», asegura el investigador del oceanográfico de Vigo. Y no lo dice a ciegas, sino porque lo cultivan de forma experimental en las bateas con besugo y lo ha probado: «Tiene una carne blanca, buenísima y muy muy rica». Por si fuera poco, la tecnología de cultivo ya está muy avanzada, pues también a finales de los setenta se hicieron pruebas en Murcia y «ya de aquella se veía que era interesante su cultivo, dado que, además, se comercializan sus huevas y no son como el caviar, pero casi», defiende Peleteiro. Ahora los israelitas llevan ventaja a los murcianos. Y han metido al múgel en Diversify con su bandera y apoyados por el resto de los participantes.

Presenta grandes ventajas: crecimiento rápido, fácil de trabajar, su tecnología de cultivo es sencilla y, al ser omnívoro, es menos sensible la fuerte subida de las harinas y aceites de pescado provocadas por el cierre de la captura de anchoveta en Perú y en Chile, dado que puede consumir piensos 100 % vegetales.

Así que el que quiera puede poner un cultivo de múgel en sus vidas y sin riesgo de escapes, dada su amplia distribución. Galicia por supuesto que también. Solo tendría que romper tabúes y empezar a consumir múgel, «que está rico y merece la pena», subraya Peleteiro.

Cherna

«Polyprion americanus». Tito Peleteiro calcula que en ocho años habrá mero de acuicultura en el mercado. Se trata de una especie «poco complicada» y de crecimiento rápido, pues «tenemos registros de engordar seis kilos en un año». Y aunque parezca increíble, en el Aquarium Finisterre ya se está trabajando con peces de 30 kilos. Un tamaño nada desdeñable, aunque lejos de los cien que han pesado algunos salvajes capturados en el sur de Brasil. Pero los trabajos avanzan y van viento en popa. Tanto, que Galicia va a mandar a Grecia algunos de sus ejemplares. Los griegos, que también trabajan con el mero, han tenido menos éxito en el cultivo y apenas disponen de tres reproductores.

Los headhunter de la acuicultura disponen de cinco años subvencionados para comprobar si la selección que han hecho, atendiendo a criterios medioambientales y economicistas, son de verdad el relevo generacional.

 

Fuente: La Voz de Galicia

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