sábado, 6 de septiembre de 2014

Productores de trucha auguran caídas de precios por el veto ruso








Nadie alberga dudas acerca de que la acuicultura es un sector estratégico, tanto por su potencial para proveer de alimentos de calidad a los 9.600 millones de personas que poblarán el planeta en el 2050, como por su capacidad para generar empleo, dinamizar la economía y fijar población. Y, sin embargo, «no se exprime todo su potencial», no se hace nada o, por lo menos, no lo suficiente para remover los obstáculos que dificultan el despegue, denunció ayer en Vigo Luz Arregui, presidenta de Esacua (Asociación Nacional de Acuicultura Continental), en la presentación del Informe de Acuicultura 2014, un documento elaborado por la patronal del sector en colaboración con la Fundación Oesa. Javier Remiro, director de esa institución, que explicó que, tras una década de incrementos significativos, las cifras de producción se han estancado en la mayoría de las especies marinas, cuando no han descendido. No obstante, Remiro, aún admitiendo el desconcierto del sector, aprecia señales positivas y mantiene el reto que se ha fijado España en el plan estratégico que acaba de aprobar: duplicar la producción en el 2030.
Claro que antes habrá que resolver problemas, como la existencia de un marco normativo «inadecuado, a veces incluso lesivo», dijo Arregui, o requisitos administrativos o ambientales que hacen que la acuicultura europea compita con desigualdad en los mercados. Por la parte que compete a Esacua, además de las trabas comunes al sector se suma una «errónea interpretación» de la directiva marco del agua, que pretende «que los peces vivan sin agua», las trabas autonómicas a la diversificación de especies -«se niega al sector privado la repoblación de los ríos con trucha fario»-, las competencia de la trucha turca, contra la que han interpuesto demandas antisubsidio y antidumpin y están esperando a que se resuelvan, y el cierre desde hace año y medio del mercado ruso a todo el pescado español por las exigencias de la unión aduanera formada por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, al que le facturaban 4 millones de euros. Este bloqueo se ha visto ahora complicado por el veto ruso, que tendrá más consecuencias que las de prolongar el cierre de la unión aduanera. Y es que la acuicultura continental prevé que países como Noruega o EE.?UU. inunden el mercado de productos que tirarán a la baja de los precios. Eso «agravará» los problemas de un sector que, además, ni siquiera puede beneficiarse de las ayudas al almacenamiento, al igual que el marujito.



Fuente: La Voz de Galicia

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