jueves, 10 de julio de 2014

El sabotaje a los equipos marinos frustra el estudio de delfines a través de sus sonidos







Uno de los proyectos de investigación más ambiciosos iniciado en las islas del Parque Nacional para profundizar en el conocimiento de las colonias de cetáceos que transitan por las Rías Baixas "ni siquiera pasó de la fase experimental". El lamento del biólogo Alfredo López, portavoz de Cemma -la coordinadora encargada en Galicia del estudio de los mamíferos marinos- resume el frustrante balance de la iniciativa que a través de la instalación de una red de hidrófonos a la entrada de los tres estuarios -Vigo, Pontevedra y Arousa- garantizaría un seguimiento puntual y detallado de la importante población delfínida asentada en estas aguas representada, principalmente, por el delfín mular y la marsopa común, especies identificadas por los galicismos arroaz y toniña. La infraestructura técnica ni molestaba a la navegación ni ahuyentaba a las especies de valor comercial, sin embargo, funcionó apenas unas semanas por los constantes sabotajes.

La situación acabó por colmar la paciencia de los investigadores, y también sus recursos. "Si ya no seguimos es más por un problema de financiación", admite López. Cemma comenzó en 2003 los primeros estudios de la acústica de cetáceos en Galicia. Dos años después, con apoyo de la Fundación Barrié, desarrolló un trabajo con esta temática específica titulado "Los sonidos del Mar" del que recabó abundantes datos que emplearía posteriormente en el proyecto "Conservando el medio marino. Amigos del Siglo XXI" , financiado por la Xunta, presentado en su día como el "primer catálogo acústico del arroaz en Galicia". Pero es a partir de 2009, con la publicación del libro "La acústica en el medio marino y en los cetáceos" , complementada al año siguiente con el vídeo "Los sonidos de los cetáceos", cuando el colectivo se intensificar esta línea de investigación a través de hidrófonos suspendidos de boyas a la entrada de las tres rías.

"Las grabaciones de estos aparatos suministra una elevada cantidad de información que nos permite aumentar el conocimiento de estas especies. Es una metodología de trabajo más científica y no tan limitada como el avistamiento, que solo puedes hacerlo de día", argumenta el biólogo.






Con esta motivación abordaron en 2012 las "pruebas experimentales" de esta red hidrófona. En tres de las primeras boyas fondeadas -en Cíes, Ons y Sálvora- acoplaron los dispositivos de grabación. Pero ninguno funcionó mucho tiempo. Dos se desprendieron de los cabos, "no se sabe si arrancados por algún aparejo, aunque en las zonas donde se encontraban estaba prohibida la pesca; y en el tercero no pudimos encontrarlo", recuerda López.

Con este tercer hidrófono no fue la acción de una red o un temporal lo que provocó su desaparición sino un robo, como demuestra que las cuerdas aparecieran cortadas. Lo mismo ocurrió en las siguientes boyas que los biólogos repusieron. "Aunque esta vez, vacías. Las fondeamos así, las boyas solas, sin más, para ver qué ocurría, pero también acabaron desapareciendo", apunta el portavoz del proyecto.

En un último intento por salvar la investigación, Cemma se reunió hace un mes con técnicos de Meteogalicia para analizar la posibilidad de acoplar los hidrófonos a sus boyas oceanográficas, situadas también a la entrada de las rías. Al final se descartó porque la ubicación de estos flotadores, demasiados expuestos a mar abierto, acabarían por destrozar el dispositivo.


Fuente: Faro de Vigo

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