martes, 18 de marzo de 2014

Las truchas madrugan en la apertura







La temporada truchera abrió en Galicia con un día muy bueno en lo climatológico pero no demasiado para la pesca. El ‘Nordés’ tan temido por los troiteiros obligó a madrugar. A primera hora se pescó, sobre todo en los embalses, pero a medida que avanzaba el día las picadas iban decayendo. En algunos cursos, a partir de las nueve de la mañana, la actividad decayó y se quedó en ataques testimoniales a los señuelos. Hubo de esperar el pescador más paciente a ‘la hora del sereno’ pero, y nunca mejor dicho, el pescado ya estaba todo vendido. Los ríos amanecieron con mucha agua, bastante enlodados en algunos tramos. Para ser un día miñoquero faltó la lluvia, para ser un día de mosca sobró la enorme cantidad de agua en algunos cauces.
Con pocos cupos en los cotos y, eso sí, capturas repartidas, los pescadores arrancaron la temporada 2014 poblando las riberas de los ríos galaicos. Los cotos más emblemáticos del Tambre, Xallas, Grande, Aranga, fueron generosos en algunos tramos siguiendo la tónica madrugadora. Los pescadores que amanecieron en el río consiguieron piezas a primera hora.
Ante los caudalosos tramos libres muchos pescadores optaron por los embalses. Es una nueva realidad en la pesca gallega. Aunque en As Forcadas llevaron un ‘capotazo’ por todo lo alto ya que el Nordés en Ferrolterra no anima a los peixes, Vilasenín dio truchas, eso sí, hasta las ocho y media de la mañana.
Al igual que en la zona de Traba, donde incluso se animaron a subir a las moscas.
En los últimos años los pescadores han comenzado la temporada con agua y lluvia, de sequía absoluta y, ayer, con sol -por momentos con muchos grados de temperatura- y bastante caudal. Los pequeños regatos en los tramos más altos dieron alegría en forma de grandes peces. Las grandes riadas han dejado a muchas truchas de porte en los tributarios más pequeños y ayer los pescadores de vara larga pudieron comprobarlo.
De todos modos los más veteranos hablan de tiempos pasados mucho mejores, pero la realidad invita a pensar que hay menos truchas, más localizadas, y que muchos ríos no ofrecen las garantías de pesca del ayer.
De hecho, hay acotados que hace años no lo eran, donde se pesca menos, a pesar del celo con el que las sociedades cuidan los tramos.
De cualquier modo los pescadores están de enhorabuena. Ya pueden ir a los ríos, volver a lanzar sus señuelos y, por pocos peces que haya, porquería en el agua, problemas con la normativa o se les escuche poco o nada en la administración, seguirán disfrutando de una jornada a pie de río.
Ya saben. De eso que no se paga ni con la famosa tarjeta.

Fuente: El Ideal Gallego

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