viernes, 24 de enero de 2014

La mujer en la pesca


Ascensión Fernández Vico, a bordo del "Pescaberbés Dos”



El Centro Tecnológico del Mar (Cetmar) de Galicia, con sede en Vigo, investiga la participación de las mujeres en los sectores relacionados con la pesca en España, como la extracción, la acuicultura o la venta, según explicó su directora gerente, Paloma Rueda. El estudio, que se espera que esté listo este trimestre, tiene como objetivo hacer una "foto exacta" del papel femenino en este sector económico y, según sus resultados, fomentar la mejora de su integración laboral, añadió Rueda.
En su opinión, en Galicia, la profesionalización femenina el mundo del mar es muy habitual, con colectivos como el marisqueo, donde más del 90 % son mujeres, las redeiras, la acuicultura del mejillón, la pesca de bajura o las empresas de comercialización directa, pero no en el caso del embarque en buques de altura, "por la estructura de los barcos y por el tiempo que pasan fuera".
Más allá de la autonomía gallega, Cetmar ha constatado que en España existen al menos 18 colectivos femeninos vinculados al mundo marino y, entre ellos, algunos "importantes" en Cataluña, Andalucía o la Comunidad Valenciana.
Muchas veces, los datos se obtienen extrapolando cifras sobre afiliaciones a la Seguridad Social, "difusas" que no determinan exactamente cuál es la situación de las mujeres en España, en este ámbito, señaló.
"A la Secretaría le interesa conocer en el resto de las comunidades costeras en qué situación está la participación de la mujer, tanto en las labores de pesca extractiva como las relacionadas con este oficio", destacó Rueda.
Enmarcado en un convenio entre la Secretaría General de Pesca y Cetmar, el estudio sería la primera "fase" dentro del convenio para promover la integración femenina y "eliminar barreras", precisó.
En unos cuantos días una mujer embarcará en un arrastrero vigués rumbo a NAFO en una marea singular, en la que se convertirá en observadora y hasta reportera para valorar las razones, dificultades y posibilidades de que el masculinizado mundo de la pesca de altura dé cabida a las mujeres. La experiencia es uno de los ejes medulares del denominado proyecto Redmar, que promueve Fundamar para tratar de romper el techo de cristal en la pesca.
Ascensión Fernández Vico, nacida en Jaén pero residente en Cangas, cuenta ya las horas que le faltan para iniciar en pocos días una de sus experiencias profesionales más "singulares", como será la de enrolarse en el pesquero vigués "Pescaberbés Dos", de la armadora Gordejuela, rumbo al caladero de NAFO para compartir con sus 28 tripulantes, todos hombres, una marea completa (dos o tres meses de vida a bordo.)
No es la primera vez que eso le sucede aunque su cometido en esta ocasión será bien diferente a los que viene realizado como bióloga marina en los últimos años ya que desde 2008 ha trabajado en distintos caladeros como observadora a bordo y auxiliar de inspección de pesca en puerto dentro del plan de recuperacion del atún rojo del Mediterráneo o incluso en el propio caladero de NAFO como bióloga. Pero esta vez será diferente, su cometido no será controlar las capturas que realice su barco sino que ahora adquiere una dimensión social, cual es la de valorar las razones, impedimentos y posibilidades de que el masculinizado mundo de la pesca, especialmente la de altura, pueda evolucionar y albergar también a mujeres en las tripulaciones.
Tal es el propósito de la experiencia que diseñó Fundamar -la Fundación para la Pesca y el Marisqueo que integra a la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi) y a los sindicatos UGT y CC OO-, y que constituye el eje "modular" del proyecto Redmar que, con financiación de la Secretaría General de Pesca y la Organización OPP3 (arrastreros congeladores integrados en Arvi), se propone indagar y favorecer la integración de las mujeres en el ámbito pesquero así como mejoras socio-laborales en el sector.
Ascensión se reconocía ayer "con muchas ganas e ilusión" ante esta nueva marea en la que tendrá que documentar la vida a bordo, incluso en imágenes, conocer y recoger las opiniones individuales y colectivas de sus compañeros de marea sobre la presencia femenina a bordo, valorar las condiciones del barco para que las mujeres pudieran integrarse en la rutina laboral de a bordo y, por último, realizar sus propias reflexiones y conclusiones de la experiencia y aportar sugerencias para que el "techo de cristal" que limita la presencia de mujeres en la pesca pueda empezar a resquebrajarse. El resultado de todo ello quedará recogido en un documental.
"Creo que es cuestión de concienciación de todo el mundo: administraciones, empresas y la propia gente", indica Ascensión, quien está segura de que la presencia femenina a bordo, lograr el el futuro tripulaciones mixtas, "claro que se puede" conseguir. "Yo soy un ejemplo y nunca he tenido ningún problema, como no debería tenerlo ninguna mujer siempre que esté cualificada y formada para desempeñar su puesto de trabajo, sea cual sea: patrona, marinera, engrasadora, pinche de cocina o contramaestre ¿por qué no?", señala.
En este punto, Ascensión se vale de su propia experiencia para negar problemas de adaptación en la convivencia de hombres y mujeres a bordo y, así, recuerda el "correctísimo" trato y la gran voluntad de "ayuda y colaboración" que siempre recibió de sus compañeros varones durante sus mareas como observadora. En alguna de ellas incluso tuvo que compartir camarote con hombres, como en la campaña del atún rojo, con barcos de menor porte que los de NAFO y, por tanto, con mayor limitación de espacio. Precisamente, la adecuación de los buques se presenta, a priori, como una de los principales dificultades para la integración de mujeres en unos barcos históricamente diseñados para hombres, tanto en camarotes como en aseos u otros servicios."Creo que hay barcos que no habría ni que adaptar y algunos tienen espacio suficiente. Económicamente ya no sé qué supondría, pero supongo que habría posilidad de subvenciones para estas cosas aunque lo más importante es la concienciación, la educación desde la infancia", indica.
Respecto a posibles dificultades de convivencia señala que "no tiene que haber problemas si imperan la corrección y la educación en la conducta de todos". Consciente, sin embargo, de la diferencia de trato que puede recibir una observadora y una posible compañera de faena, Ascensión cree que "no creo que hubiera problemas, aunque a ellos quizás les costaría un poco porque están aconstumbrados a sus conversaciones de hombres pero es sobre todo concienciación y lo que quiero con este trabajo es verlo desde otro punto de vista", señala.
"Estoy ilusionada y contenta y a ver qué puedo aportar con mi experiencia. Creo que es un proyecto bonito y positivo", reflexiona Ascensión, quien ya entró en contacto con el armador del buque que la alojará y con quienes serán sus compañeros de viaje en esta singular experiencia.
"Estuve ya con todos, para conocerlos, para ver el barco y entrar en contacto", indica, antes de dejar claro que "lo que vi fue un gran interés por el trabajo que voy a hacer y muchas ganas de colaborar. Creo que sienten curiosidad ante esta experiencia y se les veía ilusionados y con ganas de aportar. Estoy segura de que va a ser irrepetible y positivo".

Fuente: Faro de Vigo

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