lunes, 18 de marzo de 2013

El frío y la claridad acuden en ayuda de la trucha





Las truchas encontraron dos inesperados aliados en el comienzo de la temporada de pesca que ayer lanzó a los ríos a los 60.000 aficionados con licencia que hay en la comunidad gallega y que constituye todo un acontecimiento.

Por un lado el frío provocado por el viento del norte, clásico enemigo de los pescadores. La baja temperatura del agua, inferior a lo que se esperaba en un inicio hacía que las truchas se escondiesen en la zona más profunda de los ríos y los pantanos y escapase de la superficie donde aguardaban los aficionados. El otro gran problema al que hicieron frente los pescadores fue la claridad del día. Otra cuestión inesperada. En las previsiones no figuraba que la mañana fuese a ser tan soleada y despejada. Incluso se hablaba de ligeras lluvias lo que suele facilitar el trabajo de los pescadores. Sin embargo, desde primera hora de la mañana se comprobó en las orillas que las truchas disponían de mayor facilidad para detectar los cebos utilizados por los pescadores y escapaban de ellos. Esta circunstancia fue especialmente llamativa en el sur de Galicia ya que en el interior sí hubo momentos en los que se cubrió el cielo ligeramente y eso facilitó el engaño a las truchas.

Ante este situación los pescadores que se acercaron a los cotos con las primeras luces del día debieron combatir estas circunstancias adversas con la ilusión clásica de quien lleva meses aguardando por la apertura de la veda para dar rienda suelta a su pasión. Se hizo evidente en toda la comunidad la presencia casi masiva de pescadores -lo que también supone un problema-, muchos de los cuales consideran que las horas más fructíferas del día fueron las últimas, cuando había decendido la luz y las truchas entraban con más regularidad a los cebos.

Pese a todo, los pescadores consideraban la jornada como esperanzadora. En general existe ilusión con esta temporada sobre todo por el elevado cauce de los ríos después de un invierno de lluvias constantes. En ese sentido, y aunque ayer hubo pescadores que completaron el cupo de capturas que estaba en diez truchas por cabeza, se confía en que según avance la temporada las posibilidades de vivir día productivos aumente de forma destacada.

En el entorno de Vigo, el embalse de Zamáns, los ríos que van a dar a él y los de la zona del Val Miñor, fueron las zonas en las que se registró un mayor movimiento de pescadores tratando de cumplir con su afición. En ese sentido no se advirtió mucho cambio con respecto a otras temporadas. El número de aficionados se mantiene más o menos estable en las últimas temporadas.

 

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