viernes, 31 de agosto de 2012

Calvao





El 30 mayo 2011, el barco arrastrero, de 26 metros de eslora y de bandera portuguesa Calvao, propiedad de la empresa Pesca de Aveiro, acababa de descargar 400 toneladas de pescado capturado en aguas NAFO en el muelle de la empresa Frigoríficos de O Morrazo, en el puerto de Cangas.

A las 19,15 horas sufrió un aparatoso incendio, originado en la cocina, sin que ninguno de los 15 miembros de la tripulación que estaban en el barco resultaran heridos.

Numerosos efectivos de bomberos, protección civil, Salvamento Marítimo y emergencias fueron movilizados,

El fuego no pudo ser apagado hasta 9 horas después.


El Calvao es un arrastrero de 61 metros de eslora y 11 de manga


El Calvao era un pesquero de bandera portuguesa, de 61 metros de eslora, 11 de manga, 1.084 toneladas de registro bruto y fue construido en el año 1977. Se dedicaba a la pesca de arrastre en los caladeros de la NAFO. Operaba a menudo en el puerto de Cangas.


El fuego pudo originarse en la campana extractora de la cocina


El siniestro se inició en la campana extractora de la cocina del barco cuando ya se había acabado la jornada de trabajo, alrededor de las 19,15 horas y hasta las 21,30 horas no se pudo decir que el fuego estaba controlado. Las llamas afectaron principalmente a lo que se denomina zona habilitada: camarotes, cocina, comedor y puente; mientras que las bodegas del barco, la sala de máquinas y los tanques de combustible no fueron afectados por el fuego gracias a la intervención coordinada de los diversos equipos de emergencia que actuaron ayer en el muelle de Frigoríficos. 

Además de los cuatro vehículos del parque comarcal de bomberos de O Morrazo con 9 miembros, intervinieron también 4 bomberos del parque de Vigo que llegaron al punto con un camión. Quienes lo hicieron en primer lugar fueron los efectivos de Protección Civil de Cangas, que tuvieron que rescatar a dos tripulantes que, supuestamente estaban durmiendo en el barco y que no se había percatado del incendio. 


No hubo que lamentar desgracias humanas aunque el buque resultó muy dañado


Cuando los miembros de Protección Civil, guiados por un tripulante, subieron al barco por el castillo de proa ya pudieron ver como esas dos personas que faltaban salían de un barco ya envuelto en una nube negra que hacía angustiosa la situación y que provocó que numerosos curiosos se acercaran a Salgueirón para presenciar el incendio. Policía Local y Guardia Civil también se acercaron hasta el muelle de Frigoríficos, así como una ambulancia del 061, además de Salvamento Marítimo, que actuaba desde el mar. 

La actuación coordinada de todas las fuerzas de emergencia no evitó escenas de pánico ni momentos de gran tensión. Las explosiones de bombonas de oxígeno y de acetileno, cuatro en total, coincidieron todas ellas con momentos en los que los equipos de emergencia intentaban entrar en el buque. Así que hubo que esperar, mientras que la temperatura en el interior del barco no hacía más que crecer y tensaba más la situación. El armador del barco se encontraba en Portugal y se mantuvo en todo momento conectado al teléfono del gerente de Frigoríficos de O Morrazo, César Iglesias, que trató de aportar calma. 

Hubo suerte con el viento, de componente norte durante toda la tarde. Si llega a variar el viento, el fuego podría haber afectado a otros dos barcos que estaban atracados en el mismo muelle, el Egunabar y el Robinlee, de ahí que, por seguridad, el Egunabar tuviese que moverse hacia el norte. 


El Egunabar tuvo que cambiar de posición por temor a que las llamas se propagasen a este buque


El capitán marítimo, que había llegado a Cangas cuando ya pasaban las 21.00 horas, abrió la posibilidad de ordenar a dos remolcadores de altura que acudiesen a Cangas para mover el barco, pero no hizo falta. Sobre las 22.00 horas, el jefe de emergencias de Capitanía de Vigo pudo entrar en el buque y aseguró que estaba estable. Las llamas no habían afectado a ninguna parte vital del arrastrero portugués. Fue entonces cuando se evaluaron los daños.

El gerente de Frigoríficos de O Morrazo, César Iglesias, confirmó ya a las 22.30 horas todos los datos del barco y que el incendio se había producido en la campana extractora de la cocina. Asegura que los marineros que se encontraban en el Calvao trataron de sofocar por ellos mismos el fuego, pero que tuvieron que dar la alarma de inmediato ante el tamaño del siniestro. 

César Iglesias relata que el Calvao es un arrastrero cliente de la empresa desde hace muchos años, que había llegado el viernes por la tarde con la carga de fletán. También señala que en ningún momento hubo peligro para las naves de Frigoríficos, situadas a 40 metros de distancia del foco del incendio y que el barco Egunabar se había movido hacia el norte no porque hubiera un riesgo real de que fuera alcanzado por las llamas, sino por una cuestión de prudencia.


Las explosiones de bombonas se sucedían frecuentemente


La alcaldesa de Cangas, Clara Millán, la concejala de Seguridade y Protección Civil, María José Vilas, y el primer teniente de alcalde, Héctor Otero, se trasladaron hasta el muelle de Frigoríficos.

El Calvao había sido protagonista en otro naufragio de un pesquero gallego, el Monte Galiñeiro, ocurrido en aguas de Terranova.

Un barco de su misma empresa, el Santa Isabel, alojó a sus tripulantes en Bouzas hasta que iniciaron el camino de regreso a casa. En el vetusto pesquero pudieron descansar un poco trece de los quince marineros del Calvao tras el susto vivido. 


Tripulantes del Calvao, delante de otro pesquero de la companía, el Santa Isabel


"Volvemos a casa pero sin dinero ni trabajo". Así expresaban su estado de ánimo antes de viajar en autobús hacia Aveiro, su puerto base, algunos de los 15 tripulantes 

"Estamos siempre en sus manos", señalaban Fernando Marques, Calos Silva y Jose Antonio Sousa. Relataron también que, al margen del salario a ingresar en sus cuentas mientras están en el mar –cuyo retraso mantiene sin ingresos a sus familias– tienen establecido un porcentaje por las capturas, que deberían percibir al llegar a puerto pero que, aseguran, "nos paga cuando vamos a empezar la siguiente marea y siempre en dos cheques".

Según los marineros, la entrega del primer cheque se produce justo antes de la partida hacia el mar y "siempre después de que cierren los bancos", lo que demora un día el cobro y, el segundo, un mes después, lo que se traduce en que "para poder cobrar tenemos que seguir trabajando".

Ahora, anuncian, en Aveiro tratarán de que la empresa les pague las cantidades que les adeuda –unos 4.000 euros por persona, según sus cálculos– y, a esperar que el Calvao sea reaparado para poder volver al mar, lo que no ocurrirá antes de dos o tres meses y eso "si el armador decide reparar".


Dos tripulantes no se habían percatado del incendio


Habían llegado a Cangas el viernes después de 60 días en el mar y de inmediato partieron hacia Aveiro a pasar el fin de semana. En la madrugada del domingo al lunes regresaban a Cangas para la descarga del buque. A la hora de la cena del lunes, sobre las 19.30, su barco comenzaba a arder. No es la primera vez que el Calvao sufre un incendio, según los marineros, que datan el precedente en 1997.

El engrasador José Antonio Sousa, que descansaba mientras sus compañeros cenaban, fue quien detectó el fuego declarado en la cocina del barco. Cuando fue a avisar a sus compañeros, "lo tomaron a broma", recordaba ayer. Su intervención fue, posiblemente, la suerte de sus compañeros, porque "fue todo rapidísimo y en un par de minutos ya ardía todo y había mucho humo y a lo mejor no hubiera dado tiempo a que salieran todos", explicaba el hombre. Ninguno de sus compañeros sufrió daños aunque en los zapatos de algunos aún se percibían ayer restos del humo.


La humareda era vista desde larga distancia


Uno de los más afectados por el fuego fue, sin embargo, Manuel Mecias, de 69 años y vigilante del barco en tierra. Su camarote está en la parte superior del buque, la afectada por el incendio. Manuel mostraba un reloj de oro chamuscado por el fuego, lo mismo que la cartera en la que guardaba el dinero que el armador le había entregado para hacer frente a algunos pagos y también "parte de dinero mío", que también ardió. 

Es de señalar que, un año después, en el Santa Isabel, un accidente laboral se cobró una víctima en alta mar. Un marinero rumano falleció posiblemente electrocutado en la embarcación en la que se encontraba faenando. Sus compañeros de tripulación no pudieron hacer nada por salvarle la vida.


Los tripulantes hicieron conflictivas declaraciones en relación a los sueldos


La casa armadora propietaria del barco Calvao, de bandera portuguesa, negó que la tripulación no hubiese cobrado los salarios, como denunciaron algunos de ellos. 

En un comunicado firmado por la administración de Antonio Conde & Cª S.A., aseguran que las declaraciones de los marineros se realizaron en caliente "y no representan, felizmente, la actitud ni el sentir de todos los tripulantes y restantes trabajadores de esta empresa".

Reconoce que la empresa, tras el incendio, aseguró a los tripulantes alojamiento y alimentación, a bordo de uno de sus navíos que coincidió que también se encontraba en la ría de Vigo, en concreto en el muelle vigués de Bouzas, y se organizó el regreso a casa, en Aveiro.

Quiere dejar claro que esta empresa no tiene salarios sin pagar a ninguno de sus trabajadores y marineros. Explica que en el caso del arrastrero Calvao, y por motivos de la legislación vigente en Portugal, solo después de la descarga de la mercancía y su correspondiente valorización, "es posible apurar el valor del porcentaje de pesca que a cada marinero le corresponde de acuerdo a su categoría profesional y funciones. Solo así se puede proceder al respectivo pagamiento".

Mientras tanto, la empresa eludió realizar más declaraciones sobre el futuro del barco.

Ahora vemos unos videos del hecho.


  

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