martes, 10 de julio de 2012

La obsesión de cobrar por todo

Toilet shop abierto en Barcelona


Desde que en 2008 una conocida cadena de restaurantes incluyera en su carta la jarra de agua a 1 euro son muchos los servicios que han pasado de ser gratis a tener un precio que, aunque anecdótico y asumido por los ciudadanos, no deja de ser un coste añadido para el consumidor.


Empezamos el recorrido por las bolsas de la compra. En los últimos años se ha generalizado su cobro en supermercados e hipermercados. Cadenas como Carrefour, Mercadona, Alcampo o Ahorramás, por citar algunas, cobran las bolsas por motivos ecológicos y de reducción de residuos. Si bien es cierto que al cobrar se reduce su consumo y por tanto los residuos que generan, también lo es que no han reducido ni eliminado otros materiales de envasado o empaquetado que generan mayor cantidad de residuos.

Otro de los argumentos que esgrimen las cadenas de alimentación para hacer pagar al usuario 2 o 5 céntimos es por cumplir la normativa. La ley prevé para 2018 la retirada total de las bolsas comerciales no biodegradables pero como apuntan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), podrían haber decidido cumplir la norma a través de la entrega gratuita de bolsas confeccionadas con material biodegradable algo que sin embargo no ha sucedido.

 

Cobrar por inflar las ruedas

Uno de los mandamientos antes de salir de vacaciones con el coche es verificar la presión del aire de las ruedas. Lo habitual es acudir a las estaciones de servicio para medir y ponerlas al nivel adecuado pero aquí también pueden llevarse una sorpresa. Algunas gasolineras cobran por utilizar los dispositivos que miden la presión de los neumáticos.

No son pocos los usuarios que opinan que es cierto que mantener los manómetros, el compresor o las gomas cuesta un dinero a las gasolineras pero pagar 1 euro por 3 minutos de aire puede resultar algo caro. Como todo tiene su contrapartida, los expertos aseguran que estas nuevas máquinas se programan solas y permiten medir la presión e hinchar la rueda con el mismo procedimiento y ofrecen mayor fiabilidad en cuanto a la presión y por tanto mayor seguridad.

 

47 euros por una butaca junto al enfermo

Una de las zonas de España donde más ha afectado la crisis es a Cataluña donde su administración se esfuerza por poner en práctica medidas de ahorro que no suelen ser bien recibidas. En noviembre de 2011 saltaba la noticia, ocupar una butaca para descansar en la misma habitación que el paciente en algunos hospitales públicos pasaba a costar 47 euros al día. Algo que sin duda no gustó demasiado a los familiares de los enfermos que veían como sentarse en una butaca costaba lo mismo que una noche de hotel.

Este gasto se unía al botellín de agua del menú de los pacientes o al cobro por el uso del teléfono o televisión algo que se ha generalizado en la práctica totalidad de centros sanitarios españoles.

Y en estos momentos de crisis y medidas de ahorro general llega un restaurante de Barcelona y parece haber encontrado la fórmula para capear la bajada de ingresos. Cobrar por el hielo del café. Así como suena, el típico café con hielo de postre saldrá un poquito más caro al menos en este establecimiento ya que al precio de la bebida se suma un suplemento de 15 céntimos por el hielo. Mejor pedir un cortado, que de momento, la leche es gratis.

Otro de los desembolsos que no por estar asumidos puede resultar al menos curiosos es el de cobrar por aparcar en la calle, un espacio público por el que se supone ya se paga en impuestos directos e indirectos. El caso es que la «zona azul» está implantada en grandes y pequeñas ciudades o pueblos.

 

El precio de salvar la vida

De esta moda de cobrar por todo tampoco se quedan fuera los rescates ya sean de mar o montaña. La factura por un rescate con helicóptero puede superar los 5.000 euros. Por ejemplo, en el País Vasco cuesta 37 euros por cada agente que participe en el operativo, 39 euros por cada vehículo empleado o 2.155 euros por un helicóptero. Si se sale a la montaña mejor estar federado así al mal del accidente no se unirá la correspondiente factura que asumiría la compañía aseguradora. En Galicia recientemente, la Xunta ya ha puesto precios similares por dichos rescates.

 

El negocio de los baños de lujo

El ir al servicio fuera de casa también puede costar caro. Una cadena dedicada a los lavabos públicos de lujo y de pago, ha desembarcado recientemente en España con una primera «toilet shop» en el centro comercial Maremagnum de Barcelona, donde «venden» poder ir al baño en un espacio siempre limpio y con equipamientos de alta gama al precio de 50 céntimos de euro. En este caso concreto la empresa asegura que convivirán con los dos lavabos públicos gratuitos del recinto. Todo un reto para las empleadas de la limpieza del citado centro comercial que seguro que se esmeran por mantener en condiciones los lavabos.

Así visto, parece que la crisis afecta a todos y quien más y quien menos intenta recaudar hasta el último céntimo para obtener una rentabilidad por cosas que antes se daban de forma gratuita. Habrá que tomar aire y respirar hondo que, de momento, es gratis.
 

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