domingo, 15 de julio de 2012

El «dream team» se parte en dos



Las discrepancias entre Montoro y De Guindos son evidentes desde hace meses


«El contratado». Este es el mote acuñado en las últimas semanas en el grupo parlamentario del PP en el Congreso para identificar al ministro de Economía, Luis de Guindos, cuya gestión y desapego por la disciplina de partido, en el que nunca ha militado, lo han colocado en una posición de «hombre libre». Una posición incómoda, que le obliga a buscarse el favor del presidente Mariano Rajoy. El equipo económico del Ejecutivo ya no funciona en la misma longitud de onda. «En realidad nunca lo ha hecho, aunque antes se notaba menos», asegura un buen conocedor de los entresijos del Gabinete. La última semana ha supuesto una victoria clara para las tesis de De Guindos y una derrota en toda línea para la estrategia de Montoro por el alza del IVA. El ministro de Hacienda y catedrático en la materia se había defendido con uñas y dientes frente a quienes proponían esa fórmula como vía para mejorar la recaudación fiscal y reducir el déficit. «No está en los planes del Gobierno», había reiterado hace tan solo dos semanas. El profesor es de los que piensan que, en estos momentos, incrementar el IVA es ponerle una pesada losa a la recuperación económica. ¿Qué haría usted si fuese ministro para incentivar la recuperación?, le preguntaron a Luis de Guindos en octubre del pasado año. «Acometería el saneamiento del sector financiero y subiría el IVA al 21 %», anticipó.

En las primeras reuniones del Consejo de Ministros, De Guindos chocó con Montoro. «Tú, a lo tuyo», vino a decirle este cuando desgranó una reforma fiscal en la que que iba en dirección contraria. Donde De Guindos reclamaba más impuestos para el consumo, Montoro logró la autorización de Rajoy para aplicar una severa subida en el IRPF, con tipos para las rentas más altas desconocidos hasta ahora en España y un aumento de la presión en las rendimientos de capital que dejó descolocada a toda la derecha sociológica.

Rajoy forjó el equilibrio inestable de su equipo económico el mismo día en que anunció los miembros de su Gobierno. Frente al esquema habitual que se supone a un Ejecutivo inmerso en una severa crisis, las responsabilidades en el área económica se repartían con un organigrama plano y se prescindía de un primus inter pares que ejerciese de director de orquesta en el desarrollo de la política económica, la de empleo y la que determina los ingresos y los gastos desde Hacienda. El líder del PP asumió el papel de vicepresidente para Asuntos Económicos y se puso en medio de dos gallos. Uno, Montoro, forjado en la trinchera de la política. El otro, Luis de Guindos, el nuevo gurú de la economía.

En los últimos meses, De Guindos ha notado las miradas inquisitoriales de muchos compañeros tras la intervención en Bankia. «No hizo nada para salvar la figura de Rato y eso no es de recibo», aseguran en el PP.

Aunque Montoro tiene tablas suficientes en la política, el catedrático ha quedado tocado. «No ha sido una victoria de De Guindos -sostienen los críticos de este- porque en realidad la subida del IVA ha sido una imposición de la UE. Tampoco ha sido mérito suyo el anticipo de 30.000 millones para el saneamiento de las entidades financieras porque ese fue un logro personal de Rajoy».

El término contratado con el que se identifica al ministro de Economía en el núcleo duro del PP trata de poner distancia con un tecnócrata al que cada día consideran más alejado del partido. «Es el experto fichado para conseguir buenos resultados. Ahora solo hace falta que lleguen», sentencian con ironía.

 

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