martes, 12 de junio de 2012

Greenpeace reivindica en Corcubión la pesca artesanal




La asociación Greenpece quiso dejar claro esta mañana en Corcubión que no se oponen a la pesca, sino a las técnicas industriales de captura que esquilman los caladeros. Es más, consideran que la pesca artesanal debe ser potenciada porque es un método sostenible de relación con el medio y genera un gran número de puestos de trabajo.

El director de Greenpeace España, Mario Rodríguez, estuvo hoy en la localidad de la Costa da Morte, en un acto en el que participó también Asoar, y que consistió en llevar en lancha a un grupo de políticos hasta la zona en la que faenaban un grupo de pesqueros para que pudieran ver en directo sus métodos de trabajo.

Joaquín García Díez, del PP, y Laura Seara, Carmen Gallego y Marisol Soneira, del PSOE, se sumaron a la singladura, que remató con una degustación de platos basados en productos del mar preparada por Valentín Otero, jefe de cocina de Pablo Gallego. Todos los políticos coinciden en la necesidad de adpotar medidas para impulsar la pescar artesanal, y apuntan que así lo harán para preparar la futura política pesquera común de la Unión Europea.





 
Solicitar a la UE que, a través de la Política Pesquera Común (PPC), se ponga en valor la pesca artesanal, por tratrarse de una modalidad selectiva, que no destroza los caladeros y genera muchos puestos de trabajo. Esta es la principal finalidad de la jornada llevada a cabo ayer por la agrupación ecologista Greenpeace.

Pasadas las diez de la mañana, zarpaban del puerto de Corcubión, a bordo deuna zodiac y una lancha, los diputados nacionales Joaquín García Díez (PP) y Laura Seara (PSOE), y las parlamentarias socialistas Carmen Gallego y Marisol Soneira. Les acompañaban miembros de la ONG convocante y un grupo de periodistas. Desde las pequeñas embarcaciones siguieron muy de cerca la jornada de trabajo de varios pesqueros. El primero de ellos fue el Rixote, que se hallaba en la zona de A Malliña, faenando con miños.

Seguidamente, abordaron el Iberia II, que trabajaba con betas en la Leixón. En la playa de Talón, conversaron con varios mariscadores que se encontraban recogiendo navaja, con inmersiones a pulmón. Ya de vuelta, se encontraron con el buque Tiburón II, que faenaba con trasmallos en A Galera. Según el patrón, la jornada fue "fatal de capturas". En presencia de los políticos, recogió en el aparejo una caballa, que tuvo que devolver al mar muerta, debido precisamente a los topes de capturas establecidos por la UE.

 

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