domingo, 22 de enero de 2012

Otro perjudicado de los bancos: «Me retienen el dinero que tenía para un piso»


Sánchez muestra el justificante de lo que invirtió en 2006 y 2007

Está tomando tranquilizantes. El moañés Jesús Manuel Sánchez Furelos (44 años) no logra conciliar el sueño. Es albañil y se siente peor que si se le hubiese caído la casa encima. Consiguió, a base de poner muchos ladrillos, amasar el dinero que necesitaba para comprar un piso. Pero, cuando fue al banco para retirar lo que era suyo, se encontró con que sus ahorros ya formaban parte de una especie de «corralito». «Me retienen el dinero que tenía para comprar un piso», lamenta. Además, se encuentra en el paro y no lo llaman ni para levantar una pared.

Cuenta que logró reunir 109.000 euros, aunque algo más de la mitad de ese capital la obtuvo a través de un crédito. «Quería comprar un piso que ya había apalabrado. Se trataba de un matrimonio que se iba a divorciar, pero a última hora, el marido no aceptó la venta. Ante esta situación, entre el año 2006 y el 2007, decidí poner ese dinero a plazo fijo en una sucursal de Caixanova que está en O Forte, en Cangas, porque conocía al director y lo trataba desde hacía unos doce años», explica.

«El director me habló de un producto de su propio banco, en que el riesgo era cero y que no tendría ningún problema para recuperar el dinero. Yo le insistí en que no quería correr riesgo alguno, porque seguía pensando en utilizarlo para comprar un piso si encontraba la oferta adecuada. Incluso quedamos en que podía retirarlo con tal de avisarlo con dos días de antelación. Pero me mintió, porque hace cuatro meses fui a retirarlo y me encuentro con que 37.000 euros están invertidos en participaciones que no vencen hasta el 2.050 y el dinero restante en obligaciones subordinadas que no finaliza el plazo hasta el 2019. Vamos, que me ha amargado la vida. Además el interés era de un 3%. Hasta tuvo la desfachatez de aconsejarme que pidiese un crédito», argumenta. Dice que le firmó sin más, «porque siempre me fie de él. Pero el otro día escapó de mí como del diablo. Tenía los ojos rojos».

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