miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los troncos que arrastró la riada de enero todavía taponan el río Cabe



La posibilidad de que la suciedad de los arroyos que atraviesan Monforte provocase inundaciones en los meses de invierno salió a relucir en el último pleno a raíz de una moción presentada por el PP. Se habló entonces de los riesgos que supone la acumulación de maleza en los regatos de As Malloadas, Zapardiel, Rioseco y Navarvallos, en este último caso a su paso por la parroquia de Ribas Altas. Nadie en la corporación se acordó entonces, sin embargo, del abandono en que se encuentra el Cabe a la altura de Vilanova, donde se acumulan todavía los troncos que arrastró la riada del pasado mes de enero.

Un mes después del pleno, cuando comienzan a asomarse a la costa gallega los temporales de lluvia, el cauce del Cabe permanece obstruido en varios puntos entre la finca del Sierra y la presa de Vilanova, a la altura del casco urbano y con las primeras casas a cien metros de distancia. Ese tramo se encuentra salpicado de troncos y grandes raíces de árboles arrastrados por la crecida de enero de este año, que se llevó por delante un tramo del paseo fluvial a la altura del Malecón.

La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que tuvo que acometer la reconstrucción de los tramos del paseo destruidos por la crecida, procedió a la retirada de los árboles que por el mismo motivo quedaron atravesados de lado a lado sobre el cauce del Cabe a la altura de Piñeira. El Ayuntamiento lo había pedido a través de un escrito en el que advertía además de otros episodios similares que se habían producido en otros puntos del río a su paso por el núcleo urbano.

«Todos os anos lle pedimos á Confederación Hidrográfica a limpeza dos regatos nos tramos urbanos e tamén do Cabe. A maiores se lle notifica calquera incidencia que se produza, como sucedeu no caso desa riada», señala el alcalde, Severino Rodríguez.

Los llamamientos municipales a la retirada de los troncos, ramas y raíces acumulados tras la crecida que se registró a comienzos de este año no parecen haber encontrado demasiado eco. Y no solo en el tramo del Cabe que discurre por Vilanova, donde el Ayuntamiento proyecta desde hace años una zona de baños. Aguas abajo del Parque dos Condes, a la altura del barrio de Carude, también son visibles todavía los efectos de la última avenida, en la que el caudal del Cabe llegó a alcanzar en algún momento los doscientos metros cúbicos por segundo, según los datos que dio a conocer en aquel momento la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.

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