lunes, 28 de noviembre de 2011

Bicuda, pinto y bellarrosa (también llamados durdo o maragota)


Este es el pez de roca por excelencia en Galicia. Es el mayor representante de la familia de los lábridos, a la que también pertenecen viejos y doncellas o revirocas.

Pez sedentario de cuerpo rechoncho, hocico puntiagudo que finaliza en una boca con labios carnosos y dentadura potente. Tiene una única larga aleta dorsal, provista de una veintena de espinas. El colorido es muy variable, y depende de varios aspectos, como la edad, profundidad, época del año o el hábitat. Pueden tener prácticamente cualquier color y resultan muy vistosos. Una bicuda adulta, puede pesar fácilmente los 3 Kgs. siendo más grandes los del Atlántico y Cantábrico que los del Mediterráneo.

Su máxima longitud es 66 cm. Todos son hembras en sus primeros ocho años y luego unos pocos cambian a macho. Los más grandes son generalmente machos.

Bicuda

Los pintos alcanzan mucho mayor tamaño pudiendo pasar de 5 kilos, mientras que la bicuda puede alcanzar los 3 kilos. Pero pintos de más de 2 kilos son bastante frecuentes, mientras que bicudas por encima de 1,5 kilos son la excepción.

Pese a que morfológicamente encontramos ejemplares prácticamente iguales, si tomamos como referencia su patrón cromático, parecerían pertenecer a especies distintas.
Esta singularidad, junto con el peso que puede alcanzar, es quizás lo más destacable. De hecho, es el mayor lábrido de nuestras aguas. Eso le convierte en una presa de cierta entidad para el pescador deportivo.


Pinto
En realidad, esta especie no presenta algunos de los alicientes habituales que podemos encontrar en los peces más codiciados, como sería el caso de la robaliza, la dorada, el dentón y otros de este porte. Pero también es cierto que una buena bicuda, de 2 ó 3 kg. de peso, es capaz de presentar una feroz -aunque corta- batalla, y de poner nuestro equipo a prueba. Y es que, para pescarlo, necesitamos un equipo ligero, adecuado a la captura de lábridos.


La mayoría de la gente que se dedica de alguna manera a perseguir esta especie, lo suele hacer con equipos de fondo, de lance semipesado o de rock-fishing, según dónde pesquen. Sin embargo, mi preferencia es completamente distinta, pues yo apuesto por pescarlos a boya; eso sí, con el adecuado calado para poner el cebo en el sitio correcto. Siempre se ha de intentar su captura durante el día, ya que por la noche buscan refugio en cavidades y grietas para dormir. Para pescarlas es necesario utilizar una caña larga, para evitar que el pez se refugie entre las rocas, en los mismos pies del pescador, y así, mantenerlo alejado de la orilla.


Con esto, me refiero a que, si bien la bicuda es un pez de fondo, no se encuentra a ras de éste, sino que merodea cerca de las piedras, se adentra en las grietas, vaga mezclado entre las algas.


Bellarrosa

 Por tanto, una carnada suspendida cerca del fondo, tiene más posibilidades de ser detectada por nuestro pez, que si la dejamos tendida sobre el lecho marino.

La bicuda es un pez curioso, de natación lenta y sosegada, que recorre sin prisa su territorio y ramonea sobre las piedras. Este dato también nos da la pista de lo que busca: principalmente crustáceos blandos, entre los que se encuentran quisquillas, camarones y pequeños cangrejos. Por cierto, un cebo excelente lo constituyen los trozos de cangrejo, especialmente si es blando.

Se puede decir que se pesca con facilidad.


Pintos con diferentes tonalidades

Suele ser un pez solitario, aunque a menudo lo vemos, sobre todo los ejemplares jóvenes, nadando junto a otros lábridos o pequeños espáridos. En ocasiones, también, entra y sale constantemente de los repliegues y las cuevas del fondo, en las que duerme y se refugia, pero que no hace suyas con carácter permanente como lo haría, por ejemplo, un mero. Es decir, que el hecho de localizar una bicuda en una grieta, no nos garantiza que vaya a estar ahí al día siguiente, al estilo de los serránidos de fondo.


Desde los roquedos costeros, desde un espigón, desde la misma orilla de la mar siempre que el fondo sea de piedra y algas, encontraremos bicudas y pintos. No necesitamos apenas profundidad, pues esta especie se desenvuelve a veces en muy poco agua y bastan un par de brazas para dar con buenos ejemplares.


Pero también hay que apuntar que los grandes especímenes son cada vez más raros en aguas someras, sobre todo si éstas están sometidas a la presión habitual que el hombre ejerce en la inmensa mayoría de nuestras costas. A no ser que demos con una cala virgen o poco frecuentada, donde podremos reencontrarnos con las grandes bicudas en muy poco agua.


De no ser así, conviene buscarlos a 4, 5 ó 6 brazas , con un aparejo fino y bien lastrado. Recuérdese que la picada de la bicuda no es muy violenta y que conviene clavarlo por sus gruesos labios aunque ocurre con frecuencia que se traga el cebo hasta el estómago.


Por eso conviene utilizar anzuelos finos, de pata corta y curvos.


Respecto a los cebos, ya hablamos de los cangrejos (enteros los menores y a trozos el resto), pero son igualmente efectivos camarones y quisquillas y, por supuesto, anélidos marinos.



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