miércoles, 26 de octubre de 2011

Otra ley de pesca que escandaliza, ahora en León


La nueva ley de pesca cuyo borrador ya ha sido delimitado por el Consejo de Pesca ha soliviantado al sector. La pesca sin muerte está en el ojo del huracán para sus detractores que consideran que esta disposición lejos de servir, como contempla la nueva normativa, para evitar que los ríos se despueblen de truchas, lo único que conlleva es a la división entre los pescadores y la pérdida económica para un buen número de personas que viven de ello.

Con los nuevos artículos propuestos los pescadores de ninfa y sedal pesado tendrán que cambiar su forma de pescar a la vez que se les focaliza como los culpables de todo lo que sucede. El año pasado fueron los ceberos, ahora son los mosqueros... Desde el Consejo Autonómico se ha propuesto que se prohiba más de un señuelo en la pesca denominada cola de rata o sedal pesado, y que todos los ríos de León en sus tramos libres se queden sin muerte (en el articulo 9 en el apartado 1ª del borrador declaran a la trucha como especie de interés preferente y en el 2ª la pesca en se realizara en los tramos libre en la modalidad de pesca sin muerte salvo en los cotos). Esa medida hace plantearse de donde sacarán las truchas para repoblar tramos. Tesitura que para muchos pescadores tiene como trasluz un fin recaudatorio.

Los pescadores de fuera que acuden a León en abril, mayo y junio al no poder pescar con los tandem buscarán otros sitios, las competiciones en León se acabarán y eso conllevará un trastorno notable para el turismo.

En la nueva normativa aparece la propuesta de que todos los tramos queden libres y sin muerte cuando la opción que los pescadores manejan con mayor aceptación es dejar los ríos de montaña sin muerte y los de media montaña con muerte, bajar cupos, subir medidas y una mayor vigilancia.

En el artículo 46 del borrador de la Ley de Pesca (barra 2ª) se refleja que la Administración debe auspiciar las acciones necesarias para favorecer la consideración de la pesca como un recurso de desarrollo rural, especialmente mediante la potenciación de un turismo ligado a la práctica de la misma, situación que puede convertirse en todo lo contrario debido a una serie de prohibiciones que los pescadores desaprueban.

El proyecto Ninfa Calidad lleva gastados mas de 400.000 euros en turismo rural de pesca porque no se cuenta con ellos e incluso. Además, para aparecer en las guías se obliga a que se realice la pesca sin muerte.

El pescador tradicional o ribereño que son los que más se preocupan de los ríos se quedarán sin poder comer una trucha y a esta gente se pueden explicar las cosas del porque se bajan cupos o medidas lo que no entenderán será que no pueden pescar y eso para los ríos no es nada bueno. A fin de cuentas ellos son los que viven al lado del río los que lo cuidan para que no se salga de su cauce los que con sus defensas defienden sus márgenes y sus truchas. El 90% de los pescadores sólo se acuerdan del río cuando se abre la veda.

Otro de los perjuicios de la nueva normativa afecta a los gallos de León que pueden llegar a desaparecer con su normativa de pesca sin muerte. Los que compran la pluma de los gallos son los pescadores tradicionales de mosca ahogada, por eso si los quitan del río también harán desaparecer la historia y tradición porque hay muy pocos pescadores de ahogada que lo hagan sin muerte.

Esa gestión de los ríos ha sido todo estos años deficitaria teniendo a los pescadores apartados de las decisiones y apostando por actuaciones que se han convertido en dañinas. La inexistencia de guarderías para preservar el número de truchas, el gasto desmesurado y muchas veces innecesario en piscifactorías se ha convertido en un mal que la nueva ley no va a solucionar. Todo lo contrario.

Además, la división entre los pescadores es patente.

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