viernes, 14 de octubre de 2011

Flota y mayoristas se alían para mejorar los precios y el consumo del pez espada


Después del atún y la acuicultura, el sector pesquero español suma su tercera organización interprofesional, la del pez espada, que ayer fue presentada en Madrid como una herramienta para compatibilizar los intereses del sector comercializador y del extractivo, en que se integran más de dos centenares de buques de palangre de superficie, en su mayor parte de los puertos gallegos de Burela, A Guarda, Marín y Vigo, además de la flota del Mediterráneo, con base en el almeriense de Carboneras.

Lograr una visión estratégica del sector, mejorar las ventas y solucionar el problema de sus precios, que "no son los adecuados", son algunos de los retos de la nueva organización, según afirmó la secretaria general del Mar, Alicia Villauriz, durante la presentación de la interprofesional promovida por la patronal pesquera Cepesca y la Asociación Nacional de Mayoristas de Pescado (Anmape).

El presidente de Interespada y representante de los mayoristas, Manuel Pablos, subrayó que la interprofesional nació de las necesidades del sector comercializador y extractivo, porque "ambos necesitan colaborar" ante problemas comunes, sobre todo en lo que se refiere a los bajos precios en primera venta, ante la concentración de la oferta nacional y la de importación en algunas épocas del año. Esta pérdida de ingresos puede comprometer la rentabilidad de las empresas a largo plazo, indicó Pablos.

Por ello, según Rocío Béjar, adjunta de Cepesca, uno de los principales retos es aumentar la competitividad del sector, ejercer una pesca responsable, mejorar su posición en los mercados, apostar por el desarrollo de líneas de I+D+i y aumentar la información al consumidor sobre las propiedades nutricionales de la especie. Béjar anunció además la creación del Centro Interactivo del Pez Espada, que recogerá toda la investigación y estudios sobre la especie.

Otro de los problemas es el relacionado con los niveles de mercurio de este pescado. La flota trabaja en Bruselas para subir esos índices -bajo la premisa de la seguridad alimentaria- y difundir entre los consumidores que son más los beneficios que los teóricos riesgos.

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