martes, 20 de septiembre de 2011

Nacen limpios, desembocan sucios



Mercurio, fósforo, zinc y plomo son algunas de las sustancias contaminantes que Augas de Galicia, a través del Plan Hidrológico, ha detectado en tramos de las cuencas fluviales de los tres principales ríos de la comarca de Pontevedra: Lérez, Umia y Verdugo. En la desembocadura del primero y en las aguas interiores del puerto de Marín se ha detectado también la presencia de metales pesados.

El chequeo a los ríos pontevedreses, dentro de un programa más detallado que abarca toda la costa gallega, es un calco exacto del estado de conservación de estas cuencas, vitales para el abastecimiento de agua de todas las poblaciones ribereñas. Además de los elementos citados, se han detectados tributilestaño y amonio. Otro factor que se ha tenido en cuenta es la proliferación de microbacterias como la Microcystis, responsable del color verdoso del embalse de A Baxe, en Caldas de Reis.

Augas de Galicia realizó su trabajo atendiendo a dos variantes. Por un lado, se dividieron los distintos ríos en tramos bien diferenciados por accidentes geográficos o estructuras hechas por la mano del hombre, como los embalses. A continuación, se aplicó un método para concretar su estado ecológico y su situación química.

Al tratarse de dos baremos que emplean elementos de medición distintos, un mismo tramo de río puede dar una calidad óptima en uno de los análisis y malo en el otro. Esta diagnóstico de los cauces fluviales permitirá a Augas de Galicia conocer el trabajo pendiente y organizar las prioridades.

Los resultados fueron variados y muestran que, sobre todo en sus desembocaduras y en varios de los embalses -especialmente destaca el mal estado del de Caldas-, los tres ríos mencionados, se encuentran en una situación que deja bastante que desear.

En el propio plan autonómico se prevén una serie de medidas a corto y largo plazo, si bien se contempla que la mayor parte de los factores contaminantes estén superados para que en el 2015 gran parte de estos tramos estén en buen estado de conservación.

La acción humana es responsable de la mayoría de los problemas detectados en las cuencas, pero los resultados malos en algunos tramos no dependen necesariamente de actuaciones realizadas en los últimos años, sino que, por ejemplo en el caso de metales pesados, se precisa la acumulación de los mismos tras actividades históricas reiteradas. El elevado número de núcleos rurales pendientes de depuración o con un saneamiento deficiente y la falta de un tratamiento adecuado de mucha actividad agrícola y ganadera, supone la llegada de una alta proporción de nutrientes orgánicos a los ríos, lo que origina múltiples problemas ambientales por la descomposición de esta materia. Asimismo, se percibe en muchos tramos de estas cuencas fluviales el rastro de la actividad industrial en su entorno.

En el balance del Plan Hidrológico, que se puede consultar íntegramente en la página web de la Consellería de Medio Ambiente, el río más castigado es, sin lugar a dudas, el Umia.

En muchos de sus tramos, la presencia de metales pesados y otras sustancias hacen que su biodiversidad se haya reducido o que la calidad de sus aguas esté mal. El Lérez está un poco mejor, pero también existen a lo largo de su cauce, sobre todo en su tramo inferior y desembocadura, una acumulación de sustancias que demuestra que la regeneración del principal curso fluvial de la comarca aún tiene muchos capítulos pendientes. El Verdugo, a su paso por Ponte Caldelas y Soutomaior; el Gafos, en Vilaboa y Pontevedra; y el Gallo, en Cuntis, también son objeto de una análisis pormenorizado y en todos ellos se contabilizan sus puntos más sensibles desde el punto de vista ecológico y químico.

Los elementos contaminantes que aparecen en la relación de las cuentas pontevedresas son los más comunes de los detectados por el Plan Hidrológico de Galicia Costa.

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