miércoles, 13 de julio de 2011

Sigue el furtivismo en Cantabria

Los furtivos campan a sus anchas por Cantabria. Y mientras las autoridades vigilando a los pescadores (como siempre).

Mueren cientos de truchas en el Río Miera, por envenenamiento con lejía.


La población de truchas del tramo alto del río Miera corre peligro. La Sociedad Cántabra de Pesca Conservacionista 'Fario' ha denunciado el envenenamiento de centenares de ejemplares el pasado viernes día 8 de julio.

Según ha explicado este colectivo, varios vecinos avistaron truchas muertas flotando sobre el río Miera, por lo que decidieron comunicárselo a esta asociación, que se personó en el lugar de los hechos. «El panorama que nos encontramos fue desolador y nos encontramos con cientos de truchas muertas flotando a lo largo de un tramo aproximado de quinientos metros», relata su vicepresidente, Víctor Sobrino Vázquez de la Peña.

Este tipo de prácticas viene siendo habitual en la región en los últimos años. Los furtivos aprovechan la merma del caudal durante los meses de verano y vierten ciertos productos químicos para dejar sin oxígeno el agua, provocando la asfixia de cientos de truchas y otras especies piscícolas, incluidos un sinfín de invertebrados, en un radio de acción insospechado.

«Y todo ello para llevarse un innumerable número de truchas, bien para la venta , bien para consumo propio», denuncian desde un colectivo que «viene pidiendo a la Administración local y regional desde hace ya bastantes años medidas persuasorias para reforzar la vigilancia en los ríos de Cantabria». Reclaman, también «modificar la normativa en cuanto a sanciones, endureciendo estas tanto en lo económico como en los posibles arrestos». En el fondo, resumen, «es necesario tener en cuenta que estamos ante atentados ecológicos de suma gravedad».


La investigación ya está arrojando un poco de luz sobre este suceso. Según apuntaron ayer responsables del Servicio de Conservación de la Naturaleza de la cuenca, los furtivos habrían empleado entre ocho y diez litros de lejía para envenenar los peces. «Hemos calculado esta cantidad por el tramo de río afectado y por el número de peces que han aparecido flotando», dijeron ayer estas fuentes, que precisaron que el número aproximado de truchas muertas ronda los 250. «Han desaparecido todas los peces de un tramo de unos 400 metros. Según los datos que obtuvimos de un reciente muestreo, la densidad de truchas es de unas 60 por cada cien metros».

Poco o nada se sabe, sin embargo, de los culpables de una acción que la Sociedad Cántabra de Pesca Conservacionista 'Fario' tachó el lunes de «grave delito ecológico». Tan sólo ha trascendido la versión de algunos vecinos de este lugar, que aseguran haber visto un vehículo marca Opel Astra donde se produjo el vertido cuyos ocupantes, tres, mantuvieron una actitud cuando menos sospechosa.

«Apenas hay pistas», confiesan los responsables de la Guardería. «Mientras no nos den la matrícula, no podremos recabar más datos sobre los autores. Lo que sí tenemos ya algo claro es que no eran de la zona, porque de haberlo sido algún vecino que los observó les hubiera identificado y reconocido».

Tienen claro eso y que el envenenamiento ha dejado completamente 'seco' de pintonas un tramo de río situado en el término municipal de San Roque de Riomiera. Los responsables de la Guardería mostraron ayer su preocupación por la desaparición de muchos alevines de trucha, peces que apenas medirían «unos 5 centímetros». Dicen contrariados que lo peor «no es que hayan muerto las truchas grandes, que también, sino que hayan muerto las crías».

No hay comentarios:

Publicar un comentario