miércoles, 1 de junio de 2011

Aprovechando la victoria de Cascos en las elecciones, piden que se autorice la venta del salmón


Los pescadores del Sella piden que se levante el veto a la comercialización del salmón, cuya prohibición está recogida en la ley autonómica de ecosistemas y pesca fluvial y de la que solo quedaría exento el campanu.
La reclamación partió ayer del presidente de la sociedad de pescadores El Esmerillón, Antón Caldevilla, quien defendió la necesidad de que “el salmón se pueda volver a vender en bares y restaurantes dentro de los cauces legales”.

“Sería un buen atractivo turístico para la ribera. Están matando la gallina de los huevos de oro”, lamentó Caldevilla quien más allá de valorar los beneficios económicos para la zona apeló a la posible “inconstitucionalidad” de la norma sobre la que en su momento se emitió un informe jurídico desfavorable.
En este sentido, Antón Caldevilla recordó la existencia de “un informe de la propia junta que dice que la comercialización del salmón no se puede prohibir porque es anticonstitucional”, recordó. Aún así “se hizo caso omiso y metieron el artículo en el texto legislativo, a sabiendas de que era anticonstitucional”, añadió.
Y si bien “ningún partido lo recurrió entonces”, la sociedad de pescadores El Esmerillón ha creído este un buen momento para recuperar el asunto y reclamar que se levante el veto a la venta del salmón, “que se regule la fiscalidad de los pescadores si es necesario y que se permita la comercialización”.

Victoria moral Antón Caldevilla retomaba de esta forma el controvertido artículo, del que piden su retirada, solo un día después de que se hiciera pública la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que anula la normativa de pesca del año 2010.

“Una victoria moral frente a los atropellos de la administración”, tal y como la calificó el secretario de la sociedad de pescadores Juanjo Peruyera. Y es que aunque haya sido “algo testimonial” que sólo afectará a aquellos pescadores que fueron sancionados y que podrán recurrir, la sentencia ha venido a dar la razón al colectivo de ribereños del Sella que desde un primer momento denunciaron la “ilegalidad” de la normativa que fue aprobada fuera de plazo.

“Demuestra que quienes estaban fuera de la ley no eran los pescadores, sino la administración”, apuntó Antón Caldevilla, recordando, asimismo, que no se la primera vez que se anula una normativa de pesca. “En los últimos cuatro años van dos normas ilegales, esta y la del 2008, anulada por no pasar por el Consejo de Pesca. Es bastante grave”, afirmó por su parte Juanjo Peruyero.

“La diferencia está en que si nosotros pescamos fuera del cierre de la temporada nos quitan la licencia, mientras que en este caso no se sanciona a nadie”.

Aludía así Antón Caldevilla al consejero de Medio Ambiente, Francisco González Buendía y la viceconsejera, Belén Fernández quienes “tendrían que ser inhabilitados”. No obstante, “la sanción ya no cabe y gracias a dios los quitaron los asturianos”, señaló, descartando así acciones futuras contra los responsables de la consejería.

Ahora la sociedad El Esmerillón sólo “espera que el que venga ponga las cosas en su sitio y que nos tengan en consideración”. Respecto a que sea Francisco Álvarez Cascos, conocido por su afición a la pesca, Caldevilla expresó su deseo de “que quien entre sea pescador. Seguro que vamos a entendernos mucho mejor que con los fundamentalistas ecologistas que hubo hasta ahora”, dijo.

Críticas a otras sociedades Por otro lado, la directiva de la sociedad El Esmerillón aprovechó para dar un tirón de orejas al resto de colectivos de pescadores de Asturias, a los que acusaron de “hacer la pelota” al Gobierno del Principado.

“Sabían igual que nosotros que la norma era totalmente ilegal porque estaba fuera de plazo y aún así la defendieron, apoyaron una ilegalidad”, señalaron.

En este sentido admitieron sentirse “dolidos” con la actitud de las asociaciones que apoyaron a la administración, que no sólo no defendieron a los pescadores, sino que los perjudicaron”, criticó el presidente de El Esmerillón, Antón Caldevilla.

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